El Girasol

Hoy nieva en Londres, una tormenta llamada la bestia del este está azotando Europa y nos ha llegado, parece el castigo de un dios del este. Me pregunto, Que nueva fechoría habremos hecho?
Como siempre el encargado del clima en Londres que parece un neurótico, se encarga de volvernos locos. En un momento nos envía el frio con una tormenta de nieve y un rato más tarde deja salir al sol, para un efímero regocijo.
Veo la nieve a través de la ventana y me refugio en mis recuerdos, los cuales me llevan a un tiempo mejor.
Año 2016, fue un duro año para mí. Estaba desempleado y sufría dolores de parto por unos cálculos biliares. No me quejo pues conocí la morfina y de verdad que la adoré. Siempre que mi esposa llamaba a los paramédicos para atender mi dolor, ellos venían raudos con una ambulancia y mi lovely cuota de morfina; a excepción de la última ambulancia manejada por una bruja que no me la suministró, dejando esto para los médicos en el hospital donde me llevaban.
Fui operado dos veces, la primera para remover una piedra fugitiva y la otra para extraerme la bilis.
Después de mi primera intervención estaba postrado en mi cama del hospital, cuando un último ataque de dolor me hizo gritar por morfina. Realmente, merecí el Oscar. El primero en venir a verme fue un compañero de habitación, el cual llamo a la enfermera, ya que nadie entendía lo que puteaba en español. Pase aquel día en el Edén, conectado a una maquina que me suministraba morfina a mi discreción.
Al día siguiente, encontré a mi vecino sentado enfrente del ventanal de nuestra habitación, el cual daba hacia el ojo de Londres y se puede apreciar el parlamento y el famoso Big-Ben. Se imaginan una ventana panorámica con una vista privilegiada. Si alguien visita Londres, la podrá ver en Saint Thomas Hospital en Westminster.
Era un claro día de verano sin casi nubes, una exquisitez en Londres. Y él estaba como un girasol, con los ojos cerrados siguiendo al sol. Se le veía relajado sin mayor expresión, parecía que lo adoraba, y le rezaba. Era la imagen de un recién nacido descansando en el pecho materno. No podía estar en mas paz y felicidad consigo mismo, pues todo lo importante lo tenía ahí.
Me acerque a él para darle las gracias y estrechar su mano en gratitud. El me sonrió y me invitó a acompañarle en su momento de descanso. Así comenzó nuestra corta conversación.
Luego de los saludos comunes y el típico intercambio de identidades, él me contó porque estaba allí.
Hace un año otras se le había diagnosticado un tumor cancerígeno en el estomago, el cual recientemente se le había removido, junto con otras partes de su cuerpo, a fin de evitar su propagación.

El doctor lo había visitado ese día para darle la buena nueva de que no se había encontrado otro tumor y que por lo pronto todo parecía estar bien. No hay que ser muy inteligente para saber que los doctores solo nos cuentan verdades parciales en estos casos. A él no le hizo falta darme más explicaciones, yo solo lo seguía en su relato, con el tiempo uno aprende que esto es lo único que se puede hacer en estos casos.
Me contó además que había sido soldado y que había dispensado algún tiempo en varios Tours, Así es como lo militares llaman a esas misiones cuando son enviados a terrenos no amistosos.
Como buen curioso que soy y habiendo omitido el primer relato

– Le pregunté: Dónde?,

– El me indico varios lugares en Afganistán, Irak y otros países.
Mi curiosidad me hizo preguntarle:

– Afganistán era tan malo como se dice?
Su respuesta fue: – No, en realidad estuvo bien.
Calló por un momento, y luego su cara cambió como cuando una se acuerda no haber pagado la tarjeta de crédito. Luego, abrió los ojos y me preguntó:

–  Sabes donde fue realmente malo.

Me encogí de hombre y solo atine a decir: – No. Con la esperanza que lo fuese a decir.

Luego de meditarlo por un par de segundo y con su mirada puesta en mi reacción,

–  Dijo: Belfast.

Entonces, yo arrugué la cara y sin dar crédito a mis oídos

–  Dije: Belfast?, Por qué?, Es que esa situación ya no había sido arreglada? Acaso, no tenemos años viviendo en paz?

Se quedo mudo por un momento y me confesó que nunca había visto tanto odio, tanto rencor, tanto miedo.

– El continuó diciendo: – Si, ya hacía muchos años que se vivía en paz, pero las cicatrices aún estaban allí.

Luego como perdiéndose en su memoria me dijo: – Fui a una granja y lo que vimos junto a la patrulla…, de repente volvió en si como si regresase de una pesadilla. Fue entonces cuando volvió a convertir en un girasol, para luego comenzar a contarme lo que haría a partir de mañana, al volver a casa junto a su esposa.
Cuando hubo terminado, agradecí su historia y me despedí para ir a leer el libro que mi esposa me había llevado.

Aquella noche Londres me regaló un noche multicolor, así que casi no dormí. Tanto el ojo de Londres como toda el área hacían gala de un manto multicolor, diseñado para realzar los edificios y monumentos alrededor. Las luces cambiaban constantemente, fue una noche hermosa de verdad.
Al día siguiente, muy temprano la esposa del soldado vino por él. Yo me paré para despedirme y desearle buena suerte:

–  Good luck my friend, all the best in your new life.

El me sonrió y se despidió de mi con una afectiva sonrisa.

Al partir, con su mirada extraviada, dejo todo en orden en su lado del cuarto. Yo miré al que había sido su rincón y me fui a la silla donde ayer él reposaba.

Me senté y miré al cielo en busca del sol, y cuando por fin lo encontré me convertí en Girasol.