El Muro de Berlín (1)

La desilusión

Prólogo

Según Wikipedia: “El Muro de Berlín (en alemán: Berliner Mauer) fue un muro de seguridad que formó parte de la frontera interalemana desde el 13 de agosto de 1961 hasta el 9 de noviembre de 1989. Separaba la zona de la ciudad berlinesa encuadrada en el espacio económico de la República Federal de Alemania (RFA), Berlín Oeste, de la capital de la RDA entre esos años.​ Es el símbolo más conocido de la Guerra fría y de la división de Alemania. Este muro era denominado en la República Democrática Alemana (RDA) como Muro de Protección Antifascista (Antifaschistischer Schutzwall) y por parte de los medios de comunicación y parte de la opinión pública occidental como «muro de la vergüenza» (Schandmauer).”

El muro, su auge y caída tienen muchas lecturas a las cuales no me siento capaz de discutir de modo alguno. Usaré la caída del muro de Berlín como una metáfora de lo que han sido mis últimos 30 años de vida. Los mismos han sido un largo y doloroso peregrinaje a través de todas las ideas y pensamientos que fundaron mi persona y la eventual puesta en duda de cada una de ellas.

Todo comienza cuando nos preguntamos quienes somos, de dónde venimos, cuáles son nuestras metas, si es que hay algo así como metas en nuestras vidas, y un sin fin de otras preguntas. En fin, las preguntas básicas que todos nos hacemos en algún momento de nuestras vidas. Muchas personas, simplemente no se cuestionan y si lo hacen, terminan por omitirlas y resignarse a lo que entienden y tienen como vida. Esto en ningún modo  es algo reprochable, es una decisión personal y como tal debe ser respetada.

Hay otro grupo quienes dedican su vida a buscar las respuestas a estas preguntas. No todos tenemos una capacidad de razonamiento que nos ayude en esta tarea. En mi caso yo he optado por solicitar mucha ayuda externa y eso ha incluido la visita periódica con distintos terapistas. El comediante mejicano Odin Dupeyron así lo indicaba en una entrevista que se hizo viral en la cual recomendaba como parte de la canasta básica de la vida, ir a un terapista para conocerse mejor.

Odin Dupeyron. Fisolofia de la vida

En muchos casos, al solo comenzar a remover el polvo sobre el tema que me interesaba indagar, ya avizoraba una sombra de engaño que eventualmente se convertiría en una desilusión.

Como toda desilusión, las personas pasamos por varias etapas, siendo la negación la primera de ellas. A esta le seguirán, según los entendidos: El enojo, la negociación, la tristeza para llegar finalmente a la aceptación.

Cuando finalmente aceptamos lo evidente, viene el camino cuesta arriba, es decir, el que hacemos después para seguir nuestras vidas. Al igual que en el amor, la desilusión de una idea que se había formado dentro de ti desde temprana edad, es un proceso no menos penoso, el cual se pude tornar de manera negativa en un deseo de venganza y lejos de superar nuestras penurias, no hacen caer en el infierno de  Dante.

He decidido dedicar mi tiempo a escribir sobre este peregrinaje no con la idea de que este devenga en  una guía ni mucho menos en una lectura de autoayuda, ya existen muchos charlatanes sobre esto y no quiere ser un colaborador más de esta locura. Mi idea es solo la de contar pequeñas historias basadas en lo que he vivido.

Como siempre dejo en quien me lee, la opción de buscar por si mismo su propio sendero y darle respuestas a sus propias preguntas. Como ya hice mención, desde mis tiempos en la universidad, abracé la Ilustración como mi guía. La ilustración solo nos pide tener el valor de buscar la verdad por nosotros mismo y con ello afrontar nuestras decisiones.

Muro Berlin_l989-2009

La desilusión

Que mejor manera de retratar una desilusión que explicarla a través de una pequeña historia.

Venezuela, en algún momento antes de mi partida para tierra galas. Yo me encontraba viajando por todos los lugares en los cuales  había vivido para despedirme de mis amigos y familiares. En uno de esos viajes coincidimos mi progenitora, a quien llamaré madre en este relato, en la casa de mi hermano en Maracay. Desde allá, debíamos partir a Caracas desde donde ella más tarde viajaría a Mérida.

El viaje entre Maracay y Caracas lo hicimos en bus, así que tuvimos tiempo de hablar o más bien de escucharla. Mi madre siempre ha tenido un problema de comunicación, ella es incapaz de estar callada. Cosa que me lo confirmaría años más tarde cuando me visitaría acá en Londres y fuimos a visitar Covent Garden. Es esa oportunidad, se compro un sombrero y mientras yo intentaba servir de intérprete entre ella y la vendedora, mi madre comenzó a contarle a la vendedora el motivo de la búsqueda del sombrero y el motivo de su viaje. Yo en un momento, abrumado no solo por la cantidad de palabras y explicaciones que debía traducir de mi madre, también tenía que lidiar con la pobre vendedora que no entendía toda esa jerga en español y la cara de conejo asustado que tenía yo, ya que mi madre estaba relatando todos los detalles de mi vida acá. Al igual que en esa célebre película “Lost in Translation”, donde el actor Bill Murray escucha por 5 minutos a un director japonés lo que quería que él hiciera y cuando por fin la traducción vino, solo le dijeron: El director quiere que voltee su rostro a la izquierda.

Bueno, así hice yo con la vendedora, la cual me miraba al igual que el actor, con una cara de estar: “Lost in Translation”.

Como decía, estaba en el bus escuchando a mi madre, cuando por un destello de inspiración o por un azar quizás, comenzamos a hablar de la situación política de Venezuela, que para aquel entonces el señor  Chávez ya estaba en el poder. Y yo le confesé que no creía en él ni en su proyecto. Esto lo hice con el mayor de los cuidados, ya que suponía que mi madre tendría algún tipo de simpatía por el difunto, dada la cercanía que tenia este con lo que ella había apoyado en Chile en los tiempos de Allende.

Flashback:

Santiago de Chile 1973. Mi madre estaba indignada por el golpe de estado y la eventual muerte (para mi asesinato) de Allende. Su dolor era una herida abierta en carne viva que no le permitía vivir en paz en esos tiempos. Ella solo quería tener un fusil en las manos y salir a pelear y esto no era una metáfora de ningún tipo, pues en lo que pudo se enlisto en algún tipo de lucha clandestina y con su 1.50 m. y la compañía de mi hermano mayor salía de vez en cuando para colaborar con la resistencia y ver si podía empuñar algún fusil. Cuando mi padre se enteró, solo hizo como Homero Simpson cuando esta frente a una negación de la vida. Esto solo hizo que mi padre acelerase nuestra huida del país. En realidad, debo agregar, que esto no fue la real causa, pues mi padre ya se sabía en una lista hecha por el gobierno junto a muchos colaboradores (Sapos), alguno de ellos colegas de trabajo, donde su futuro ya estaba decretado y este en su primera etapa seria la pérdida de su puesto de trabajo y luego …

Homero 3

Sentada mi madre a mi lado en el bus, se le podían ver sus ojos mas azules que nunca con algunas lagrimas en ellos. Yo solo hice lo único que se puede hacer en estos casos, abrazarle y dejarle hablar sin contrariarle.

Mamá: “Pensar que todo en lo que creía y por lo que alguna vez luche era una gran mentira…”

Busco un pequeño pañuelo y se secó algunas lagrimas.

Mamá: “Yo no vi venir la caída del muro de Berlín, pero cuando este por fin cayó, lo único que se dejo ver fue la mentira en la cual yo había creído, cubierta toda de ese polvillo que dejan las ruinas del tiempo y se reconocen por ese olor a moho…”

Vi su cara y su rostro tenía esa reconocible mueca que la rabia da. Lo que hacía que sus  ojos azules destellaran aun más.

Mamá: “Mentiras, solo mentiras. Cuanta gente dio sus vidas por ese paraíso, el cual resulto ser todo menos eso.”

Mi madre me miró por un momento y con la misma rabia contenida me dijo.

Mamá: “Haces bien hijo en partir, en no creer, al menos no conocerás esta desilusión.”

Lamentablemente, yo habría de conocer no solo esta sino muchas más desilusiones y estas incluye la peor de todas. La desilusión causada por uno mismo.

Mamá y yo, dispensamos el resto del viaje hablando de otros temas y viendo lo que vendría más adelante para nuestra pequeña familia, aún en aquellos días, ya distantes, fuimos capaces de ver la separación de todos nosotros.

Mi madre hoy en día, está dedicada en cuerpo y alma en cuidar a mi padre, a su hija y a su único nieto chileno, hijo de mi hermana. De resto se ha convertido en una persona religiosa que hace cuanto curso encuentra que le hablen de temas como las flores de Bach y su poder curativo así como de las teorías de conspiración mas rebuscadas, todo esto mientras lleva su rosario a todas partes.

Yo para joderle la vida, siempre le hago la misma pregunta:

“Como una comunista como tú, formada en las luchas de clases ha podido devenir en una fiel creyente del Opus Dei”

Y mamá siempre responde: “Deja de joder cabro ‘e mierda…”

Sé que mi pregunta siempre la hace reír, al igual que los chistes que hace de ella mi hermano mayor.

Esto para ella, son como pequeños caramelos que la vida le regala de vez en cuando para hacer más llevadera su desilusión…

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