En honor a mis padres

Mis padres son personas de su tiempo, época y cultura. A ellos les toco nacer en tiempos del final de la primera guerra mundial y a punto de empezar la segunda. En una época donde la revolución industrial había alcanzado a su país de origen, Chile. Donde las familias del campo migraban a las ciudades para ganar unos pesos al día que solo les permitía medio comer, pero igual esto fue lo deseable por ambas familias pues seguir viviendo en el campo donde las posibilidades de un mejor vivir para las futuras generaciones eran muy escaza, no era suficiente para ellos. Hoy en día esta época es esgrimida como un tiempo de opresión, pero quienes a así lo hacen, o nunca han estudiado historia o nunca la han entendido.

Mi padre dejó este mundo recientemente y he tenido la oportunidad de oír grandes alabanzas a su persona, pero igual algunas críticas, como la de haber sido un hombre algo machista. Pues bien, según el entender de estos días lo fue, pero como he dicho el fue un hombre de su tiempo, época y cultura al igual que mi madre. Para ellos la vida estaba hecha solo para ser responsables y trabajadores, y con estas directrices morales, ellos sacaron a una familia de tres hijos adelante, solo teniendo como metas, tener un plato de comida en la mesa cada día y poder tener a sus hijos en la universidad. Todo esto lo hicieron, solo teniéndose el uno al otro.

Mi madre, la fiel compañera decidió en su momento dejar su carrera para solo atendernos y dedicarse al hogar. Hoy entiendo que esto fue para ella un gran sacrificio y una lucha diaria casi en la soledad. Todo esto y mucho más lo he comprendido no hace mucho. Lo digo con un gran pesar, pues nunca había valorado todo lo que estas personas simples hicieron por nosotros.

Si, son personas simples, con simples deseos y entender. Mi padre dedicado a su trabajo, estudios y a su familia. Mi madre dedicada a sus historias y a su devoción mayor, su familia. De ellos, quienes les han conocido les recordaran con gente amable, gentil, sencilla y de buen proceder. Mas allá de esto nadie escribirá.

Pero yo soy el encargado de llevar la bitácora de esta familia y les voy a contar un par de historias casi épica de una familia que huyo de un país en barco a la búsqueda de un nuevo porvenir, donde mi padre habría viajado primero para preparar el terreno y luego mi madre habría llevado sus retoños para ser plantados en una tierra de gracia. Ellos no conocían más allá de sus fronteras y aun así se arriesgaron a todo con tal de ver a sus hijos crecer y ser felices.

La segunda historia rivaliza con Romeo y Julieta. Ellos siempre fueron muy austeros hasta en lo emocional, casi sin gestos ni palabras que mostraran su amor entre ellos, pues siempre había algo mas importante: Su deber como padres proveedores.

Mi padre habría vivido sus últimos años atado a una vida donde sus impurezas eran depositadas en dos bolsas. Tendría además cuatro preinfartos lo que hicieron a su corazón más blando y susceptible a cualquier emoción. Así, dispensaba sus días de la cama a unos cortos paseos ya que su cuerpo no soportaba tanta fatiga.

El día, ya esperado por todos y del cual siempre quisimos posponer, llegó y con el un dolor enorme en el cuerpo de mi padre, pues todo su cuerpo se negaba a seguir trabajando; y en ese momento de tanto dolor mi padre le dice a mamá:

  • Por favor amor, déjame partir.

Era un hombre que hasta el final fue responsable y como un niño que le pide a su madre permiso para salir a jugar con sus amigos a sabiendas de que ensuciaría su ropa y luego la madre lo iba a rega؜ñar. El supo pedirle a la mujer que había estado junto a él en los últimos 62 años, en las buenas y en las malas, ayudándole a limpiarse y a comer cuando él no podía. Que le diera su permiso para partir y no seguir luchando una batalla que ya se sabia perdida.

Mi madre al verle y a sabiendas que se le estaba yendo su gran amor solo supo decirle:

  • Si amor, parte cuando quieras y ve con tu madre que te está esperando.

Así, partió mi padre al encuentro de su madre, dejando atrás otro amor el cual esperará cuando su tiempo llegue.

Que mas épico que morir con el amor y la bendición de tu amor. Que mas grande gesto que partir en un abrazo de dolor que solo el amor es capaz de dar. Que mas grande gloria que unos simples mortales tuvieron la dicha de vivir y conocer el amor en su última expresión al ultimo minuto antes de ser separados en esta vida.

A mis padres, por ese amor que siempre nos supieron dar…