Una Flor

Una Flor 1

Cuando leo todas las memorias que comparten mis amigos de la secundaria, termino preguntando, donde cojones estaba yo, que prácticamente no me acuerdo de ninguna de ellas y si lo hago no tengo tanto detalle.

Creo que estoy viviendo la vida al estilo de Benjamin Button (Brad Pitt) o peor al estilo de la película Click (Adam Sandler). Es decir, perdiendo parte de mi existencia por haber vivido en una burbuja.

Una de mis amigas habría escrito en un canal, que le gustaría volver a esa época y ser algo mas atrevida, pienso que si yo pudiese volver al pasado lo primero que haría sería darme una patada donde la espalda pierde su nombre para ver si despierto.

Después de mucho pensármelo y de no pocas vistas a mis terapeutas, concluyo que mis pocos recuerdos se pueden resumir en que yo estaba enamorado de todas y cada una de mis compañeras, típicamente en mí, de manera solitaria, y que envidiaba a todos mis compañeros por cualquier cosa que a mi entender cada uno tenia y yo no. Vaya, ahora entiendo porque la visita a tanto terapeuta.

Como soy mas bien un tío de talante reflexivo, mis memorias siempre se fijaron en lo que no tenía y con tanta ansia buscaba, así que sobre ello escribo:

Era el primer día de clases del cuarto año, y por fin el tan añorado sueño, para algunos, de conocer féminas, se hacía realidad.

Todos los muchachos nos paseábamos como pavos reales luciendo lo mejor a ver si podíamos conocer el favor de alguna de las nuevas compañeras. Ellas por supuesto mas adelantadas e inteligentes jugaron su juego haciéndonos quedar como lo que somos, unos jilipollas o más de mi lado, unos pelotudos.

Pero ese día en particular, ocurriría en mi uno de mis tantos milagros que me ocurren aun hoy en día: Me enamoré solo y como en casi todos mis finales terminé solo.

Este recuerdo vino a mi mente porque leyendo los mensajes que compartíamos todo el grupo en WhatsApp, su nombre se presentó y como un certero golpe en mi memoria me hizo sonrojar.

Ella por un azar de la vida se había sentado cerca de mi en aquel día, mas adelante los puestos fueron reasignados, pero igual el flechazo ya había punzado de manera mortal.

Ella sola buscaba el refugio de sus otras amigas así que aquel día yo solo tuve el placer de oír su nombre porque alguien pasó la lista y ella levanto la mano en su turno.

La miraba desde mi pupitre, tratando de ser lo mas invisible y esto lo hice tan bien que crea que hasta la fecha nunca ella percibió uno de mis tímidos suspiros.

Como siempre, yo idealizo a mis amores. Así que a ella la veía hierática en la distancia. Detallaba cada expresión facial y cada volumen de su cuerpo, una pintura de Botticelli para mi y desde que la vi, ella fue la Venus de tan caro pintor. Solo algún y que otro tema expuesto en la pizarra me distraía de mi nueva musa y par ser cierto y honesto, la verdad es que nunca entendí una clase. Todavía me pregunto porque los demás decían de mi que era un buen estudiante, cuando en realidad era lo contrario ya que no entendí nada de lo que se decía en clases.

Pero a ella si la entendía, mientras día a día la dibujaba en mi mente. Así llegó el ultimo día de clases y con ello, mi ultima mirada, ya que nunca volví a saber de ella hasta que su nombre volvió a resurgir como venus del mar. No sabía, pero en un viaje que hice recientemente a la isla de Chipre, visité los lugares donde la mitología dice que diosa nació y se bañó, la cual pienso haya sido un truco de los dioses griegos para jugar con mis sueños.

Quienes me conocen saben de este problema espiritual que tengo con la belleza y todo lo que atrae mi atención, así que no me paran bolas.

Si tuviese la oportunidad de por fin presentarme, le diría lo importante que fue en un momento en mi vida, ya que desde hace mucho he aprendido a contemplar la belleza y sin temor a reconocerla y decirlo. Creo que no hay nada mas elocuente o hermoso que un extraño te regale una flor.

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